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TORMENTAS PERFECTAS
Columna
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Mujer, abuela, presidenta

Hillary Clinton reúne las condiciones para ser una buena candidata a la presidencia

Lluís Bassets
Matt

Hillary Clinton tendrá 68 años en 2015, año electoral en Estados Unidos. Reagan tenía 69 cuando ganó las primarias republicanas. Su edad no fue obstáculo para una presidencia de dos mandatos que le inscribió como uno de los mejores presidentes de la historia. Un 57% de los ciudadanos de Estados Unidos quisieran repetir con Hillary la experiencia de un presidente de la tercera edad, muy acorde con la evolución demográfica que está experimentando el planeta.

 El sexo y la edad, desventajas en otras circunstancias, ahora son incluso elementos atractivos para que la actual secretaria de Estado se convierta en candidata demócrata en el relevo presidencial de 2016. Las abuelas son una clase de ciudadanas responsables y activas en las democracias occidentales, mejor predispuestas y preparadas para conducir los asuntos públicos que los hombres e incluso que las mujeres jóvenes, ocupadas en sus familias y sus profesiones.

Clinton ha sido primera dama de Estados Unidos durante ocho años, senadora por Nueva York ocho años más, candidata derrotada en las primarias demócratas frente a Obama y ahora secretaria de Estado, un cargo que en muchos momentos ha brillado con mayor fulgor que la propia presidencia y que ha contado en el siglo XX con fuertes personalidades de profunda huella en la modelación de la historia del mundo. La lista es impresionante: Dean Acheson, Henry Kissinger, George Shultz, James Baker, Madeleine Albright, Colin Powell y Condoleezza Rice, entre otros.

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Clinton va a abandonar su actual encargo en enero, cuando se halla ya bien colocada en la lista de los grandes secretarios de Estado

Hillary Clinton va a abandonar su actual encargo en enero, cuando se halla ya bien colocada en la lista de los grandes secretarios de Estado, tras estos cuatro años al lado de Barack Obama, formando un equipo de rivales, según expresión de la historiadora Doris Kearns Goodwin en un libro que fue lectura de cabecera del actual presidente al llegar a la Casa Blanca (Team of rivals. The political genius of Abraham Lincoln).

La actual tarea de Clinton culmina una carrera que no necesita alcanzar la presidencia para merecer la máxima consideración. Pero si quiere conseguirla, ahora parece reunir todas las condiciones de una buena candidata. No hay ni un solo político en ejercicio en el mundo con más y mejor experiencia, conocimiento de los países y de los Gobiernos, mejores contactos mundiales y mejor imagen en su país y en el conjunto del planeta. Tampoco hay nadie mejor acompañado y asesorado, empezando por su marido, el expresidente Bill Clinton, de excepcional inteligencia y habilidad políticas.

De alcanzar la presidencia, sería la primera vez en que alguien reside en la Casa Blanca primero como cónyuge y luego como titular, circunstancia que en un orden distinto también le sucedería a su esposo, Bill. Es probable que el perfume dinástico de esta opción sea algo que también goce del favor de los estadounidenses.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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